dimarts, 11 d’octubre del 2022

El procés de vinculació. Maite i Jon (Greta de l'estança dels Globus)

Avui volem presentar un escrit de la maite i el Jon on parlen de com han estat aquestes primeres setmanes per la seva filla, la Greta, a l'escola. Volem agraïr-vos la confiança que heu depositat a l'Estel Blau, continuem fent camí...

Adaptación Greta

"Etimológicamente, el concepto adaptarse proviene del latín “adaptare” (ajustar una cosa a otra) y no es que estemos mirando la etimología de todo a diario, pero sí hay una interpretación de ese concepto que nos generaba cierta angustia, miedo o duda ante la posibilidad de que nuestra hija no se adapte, que no sea capaz o que sufra en exceso dicho proceso, aun consiguiéndolo. Creemos que también, operando a otro nivel, está esa cosa de no querer que nuestra hija pierda su singularidad, aquello genuino y diferencial que la hace ser ella (y no otra) en este proceso que suena a estandarizar, homogeneizar o convertirla en su ser obediente y acrítico.

Pero otra vez, como tantas veces en esto de la crianza, aquí los adultos complicándonos la vida, complejizando los procesos y confiando poco en las capacidades absolutamente sorprendentes que tienen nuestras hijas , no sabiendo valorar la importancia de aprovechar esa oportunidad de conocer y reconocer otros contextos, otros espacios y otras relaciones, que no serán las nuestras - nada como las nuestras claro – que son otras, que no tapan ni ensombrecen nada, únicamente amplían.   Nos atrevemos a decir que es un proceso posible, amable, acogedor y muy interesante.

Esta es la segunda adaptación que hacemos en l’Estel Blau y queríamos relatar, desde la absoluta subjetividad, este segundo proceso, que inevitablemente está condicionado por el primero y por el conocimiento de la Llar y sus formas.

Decidir que nuestra hija fuera a una Llar a los 13 meses fue algo condicionado por el final de la baja maternal y paternal. Existía algo de resistencia, aun sabiendo que el lugar aportaría muchas cosas, se presentaba difícil, otra vez, pensar en este nuevo momento. Podríamos hablar del concepto “conciliación”, pero lo dejamos para otros blogs quizá.

Este proceso de adaptación, de acogida y familiarización, coincidía con el inicio de P3, su hermano también empezaba a conocer nuevos lugares. Planificamos cierta organización logística familiar/laboral sin caer en la cuenta de que luego se desmonta todo con la llegada de los virus preotoñales. Toda planificación debería tener en cuenta esos virus y sus consecuencias, o más que tenerlo en cuenta, contar con ello y saber que existe una alta probabilidad que eso suceda, aunque cuando llega te sorprende y te arruina el día y unas cuantas neuronas.

No sabríamos decir si le costó o no a nuestra hija, si es que pensamos que ya está “adaptada” y que ya terminó el proceso. Seguimos cayendo en la extraña sorpresa de supuestos actos involutivos, - “ayer ya no lloraba y hoy sí”, - “pero si ya se quedaba bien y venía feliz y hoy no lo hace”- , -“ ya dormía en la estancia y ahora no duerme “ - , pero hoy no es ayer y tampoco mañana, así que siempre estamos en ese negocio de lo incierto y lo imprevisible que nos cuesta tanto. 

En la inevitablemente comparativa pensábamos que le costaba más que a nuestro primer hijo y también que el resto de las compañeras de Globus estaban más familiarizadas y se manejaban mejor en el entorno. Si lo miramos con perspectiva diríamos que nada era cierto, y si lo era no tenía importancia , y que el proceso fue fácil, pero es lo que tiene esto de la crianza, al menos para nosotros,  que todo nos parece eterno e inmutable hasta que acaba o cambia y deja de serlo y entonces nos olvidamos y vamos buscando otra nueva fuente de angustia. Nuestra hija lloró, se enfadó y negó brazos y comida sin nuestra presencia, pero también iba informando con actos y gestos sutiles que aquello le interesaba mucho, que le gustaría acercarse a esas otras personas e iba buscando la forma; a su manera, a su tempo. Y a eso, a lo mínimo, a lo casi imperceptible hay que estar atento, lo otro es evidente y además lo tenemos bajo el foco. 

Compartir nuestras angustias y dudas con nuestra pareja, amigos y claro con las profesionales del Estel Blau ayuda, a ratos te sientes perdido o como queriendo que suceda ya algo que parece que tarda y compartir todo eso que nos ronda, desde nuestro punto de vista, aporta mirada limpia, desde otro lugar, desde cierta distancia. Cuando estás tan cerca, tan adentro, falta perspectiva.

También es un cambio para las que estamos implicadas en la crianza, cambian rutinas, se incorporan nuevas referencialidades y la culpa, por supuesto abandono, va sobrevolando nuestras cabezas. Hablaba Winnicot de la función de la “ilusión- desilusión”, en el que hay un momento en que gradualmente debe producirse, y quizá debamos acompañar, ese proceso de desilusión y frustración donde no todo lo que el bebé desea se hace realidad como por arte de magia (ilusionismo) y  esa negación, esa situación donde no sucede o aparece aquello que el bebé reclama o imagina,  es la que posibilita la “ inauguración del concepto de realidad externa, es decir, de mundo”. Aplicando libremente la teoría de esta función creemos que esos momentos en que nos íbamos de la estancia y nuestra hija lloraba y/o nos perseguía hasta la puerta estaban posibilitando un pasaje gradual de la dependencia absoluta a la independencia, independencia relativa que decía Jose Leal, alertándonos de que “siempre necesitaremos de otro y otros necesitarán de nosotros.” Nos tranquilizaba pensar que esos momentos de desilusión y separación estaban poniendo en juego herramientas y estrategias que de otra forma hubiéramos aplicado nosotros por ella. Todo esto, más allá de certezas son sólo cosas que nos han ido pasando y hemos ido pensando para que el proceso pase de ser angustioso o cruel, para nosotras mismas,  y adquiera cierto grado de belleza y de fascinación ante aquello que nuestra hija adquiere y aporta a los demás y de los demás.

Y para concluir solo apuntar y resaltar la importancia del mensaje y el conocimiento del contexto, del espacio. La propuesta de libre circulación que promueve l’Estel Blau, esa idea de poder estar y participar siempre que quieras, o al menos sin unos tiempos estandarizados para todas, en sí mismo es un elemento o mensaje tranquilizador para luego no estar nunca o casi nunca, opera como relajante maternal/paternal y genera mucha confianza. También poder habitar el espacio, ese contexto donde nuestra hija va a pasar muchas horas, ayuda a poder imaginársela o visualizarla en esos lugares que ella todavía no te puede explicar."

 

Maite y Jon


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